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martes, 29 de marzo de 2011

Pequeñísimo amor de verano (Johana Antonella Ullúa)



Me hago el dormido, sigo en la cama mientras mi mamá grita ¡Iván, Valentín, arriba que nos tenemos que ir!; mi hermano sigue en la cama de arriba. Él no se levanta, yo tampoco. Viene otra vez mamá, pero prende la lunita. Me tapo con las sábanas la cara, no dormí nada y aunque mi papá haya dicho que nos íbamos a la playa, donde hay arena como en la plaza y agua como en la pileta del tío Adrián, dice que hay más, se llama mar, pero no le creo ¿mar?, mentira, es muy grande la pile.
Bueno está bien, me voy a levantar, tengo hambre y mi chocolatada está en la mesa. Mami ¿puedo llevar la play?, pero sigue gritando que no. Ufa. Termino los cereales y busco las zapatillas, bueno,  una ya me la puse, pero la otra se escapó, mi mamá dice que no tiene patitas, que no se puede esconder, que en algún lugar tiene que estar, pero no sé, yo las dejé ahí, ahí en su lugar. ¡Uy! ¡acá está! abajo de la silla en la cocina. 
Mi papá está gritando ahora, dice que nos apuremos. Ma, calienta agua, Iván sigue en la mesa mirando las figus. Listo, ya nos vamos, llevo mi pelota; pero papi quiere que la ponga en el baúl del auto, es malo.
Estoy molesto, ya van 2 horas ¿cuándo llegamos a la mar?. Ivo no me habla, yo quiero jugar con él, pero me pega y mira para otro lado, me rio y le molesta. Mamá pide por favor que dejemos de gritar que la vamos a  volver loca. No quiero eso yo. Me pongo a mirar los carteles, las nubes, pero el sol me hace mal a los ojos y tengo mucho calor. Quiero llegar, hay muchos muchos autos. Tengo chicles, voy a intentar meterme muchos en la boca. 
¡Menos mal! ya llegamos. Subimos y dejamos todo, mamichula está haciendo sanguches dice que ya, ya, nos vamos a la playita.
Acá hay mucho viento y esta arena se me mete en los ojos, me pega. ¡Era verdad! hay agua y mucha mucha mucha, es lindo mar, pero más lindo es tener tanto lugar para correr.
Miro a todos, hay muchos nenes, quiero que sean mis amigos. Me voy a acercar a preguntarles si quieren serlo. Sí quieren, y me invitaron a hacer castillos con palas y baldes que ellos mismos trajeron. Yo intento, pero no me sale, en cuanto saco el baldecito la forma no me queda y me pongo enojado. Los chicos me dijeron que tenía que usar arena más mojada, me enseñaron, ahora ya entiendo; es una papa. Pero esta arena se me mete en los calzones de ben 10. Igual estoy aburrido, miro a los grandes de al lado, pero lo único que me llama la atención en la nena que está sentada. Le pregunto si quiere jugar con nosotros. Ahora me persigue y me pregunta cosas.
Tiene muchos rulos, se llama Lola, lola lola loloca. Le inventé una canción, pero ella se enoja. Todo el tiempo estoy con ella. los chicos me dicen que inventaron un juego, es para correr y antes de que nos toque el agua los pies, hay que volver, pero no quiero que lola se quede sola, tampoco quiero que los chicos la molesten. Le convido helado y mi súper chicles, pero no come esas cosas. Así dice. Horas y horas jugando, pero ya es tarde y tengo frío. Me voy a poner un buso, pero mi mamá me dijo que abrigue y me vaya despidiendo, ya nos teníamos que ir. Lola se queda un rato más, yo me tengo que volver a casa a comer y descansar. Está bien, no importa,  Lolita, mañana nos vemos y te traigo los caramelos que te gustan.
Estoy cansado, me arde todo el cuerpo y eso que papá me puso protector solar.
Mamucha cocina milanesas hoy, justo mi comida preferida, pero como rápido así me voy a dormir, ya quiero que sea mañana.
Me levanto, pero esta vez me preparo rápido, Lola seguro me está esperando, me prometió que me iba a enseñar a hacer pozos grandes en la arena. Le digo a todos que desayunen rápido, que me quiero ir, pero nadie me escucha. ¡Al fin! nos vamos para allá, tenemos que caminar dos cuadras nada más.
Cuando llego, me doy cuenta que mis nuevos amigos y Lola, no están, no los veo. Yo quiero jugar con ellos, pero no vinieron. Los voy a buscar, me alejo solo un poquito de mamá y papá, pero no los encuentro, tengo ganas de llorar. De repente, escucho unas risas me hicieron dar vuelta, ¡habían nenes! pero ninguno de ellos son los de ayer. Igual voy y me pongo cerquita: hola, ¿querés ser mi amigo?

1 comentario:

  1. Me gustó tu relato.
    Esconde muchas emociones ....
    Yo soy directora de una escuela primaria de la Ciudad y me parece genial que tengan un blog así.
    Sigan por más.
    Vero

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